El siguiento texto fue la intervención de BNV a cargo de Joaquín Vazquez:
De derecha a izquierda: Pablo (aulabierta), Margarita (comisaria), Joaquín (bnv), Carlos (La casa invisible), ppda (aulabierta).
La persistencia de lo Mismo a través de la Diferencia absoluta –la misma calle con edificios diferentes, la misma cultura que llega a través de espectaculares mudas de piel- desacredita el cambio, ya que en adelante el único cambio radical que se puede concebir es el que pone fin al cambio mismo.
Fredric Jameson
Buenos tardes, en primer lugar agradecer vuestra asistencia, agradecer también a Margarita Aizpuru, Ia invitación y la realización de estas jornadas. Pero cuando hemos contado todo esto en otros sitios, hemos tenido la sensación de que, con diferencias, estamos frente a un “malestar” político global, que hay que pensar. Nosotros no podemos hacerlo solos, porque ni siquiera acabamos de entender la escala del asunto.
Las semillas del Tiempo.
Margarita nos ha convocado a un mesa redonda que ha titulado como Acción social, arte y cultura en Andalucía. Entendemos que se nos invita a presentar y debatir sobre algunas experiencias y prácticas culturales que se han desarrollado en la región y que están caracterizadas por los cruces disciplinares, las asociaciones colectivas y otros modos de vinculación horizontal con los movimientos que actúan sobre el malestar y la conflictividad social.
En otras ocasiones en que BNV ha sido invitada a presentar su trabajo, hemos intentado describir las dificultades con los que nos encontramos a la hora de producir y difundir cultura contemporánea y hemos presentado algunos proyectos en los que hemos participado y que entendíamos podían ayudar a comprender nuestras apuestas y nuestras intenciones: trabajos como los desarrollados en UNIA arteypensamiento, Desacuerdos o el primer y defenestrado caS…
Por ello, lo que hoy proponemos es precisamente debatir sobre este asunto, que no es otro que intentar entender y comprender el paisaje global y local sobre el que nos ha tocado actuar y las preguntas que tenemos que hacernos para encontrar respuestas y acciones culturales que puedan ser útiles frente a él, acciones que nos permitan nuevas formas de representarlo, y al hacerlo, nos permitan recuperar nuestras capacidades como sujetos individuales y colectivos y nuestra posibilidades de acción y de lucha.
La producción estética actual se ha integrado en la producción de mercancías en general. Los efectos resultantes del poder del comercio, han sido establecer una pauta cultural que permite la presencia y coexistencia de todo tipo de representaciones por repugnantes, escandalosas, inmorales o “antisociales” que puedan ser. Si el dominio de la ideología consiste y coincide con el dominio de los signos, el paisaje con el que nos encontramos es uno en el que mediante una superproducción y asimilación de imágenes se ha conseguido poner de un lado todas las definiciones opositoras, con lo que todos los grupos subordinados están si no controlados, sí por lo menos contenidos dentro de un mismo espacio ideológico. “A diferencia de lo ocurrido en otras épocas, la rebelión ha sido sometida a un tipo de tratamiento completamente nuevo: ni triunfo ni derrota”. El valor y el efecto transgresor de “lo nuevo” y “la innovación” tal y como lo entendía el modernismo y la modernización se desvanece frente a una corriente de impulsos, frente a unas necesidades del capital que necesita producir constantemente nuevas oleadas refrescantes de géneros de apariencia cada vez más novedosa.
El reconocimiento de estas necesidades económicas se manifiesta en el apoyo institucional de todo tipo puesto a disposición del arte más nuevo, desde las Fundaciones y subvenciones hasta los museos y otras formas de mecenazgo.
En este marco hay que situar la política cultural desarrollada en Andalucía y orientada a la organización de bienales (por ejemplo la BIACS), la creación de nuevos centros de arte, espacios: como el CAC de Málaga, el caS de Sevilla, el C4 en Córdoba; de programas como Eutopía. INICIARTE, Proyecto Lunar…, de reestructuraciones administrativas, como la llevada a cabo en el nuevo organigrama de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, con una reformulada Dirección General, ahora denominada De Museos y Arte Emergente.
Como se pregunta el Colectivo argentino Situaciones: ¿Qué sucede cuando las palabras y las imágenes ya no producen efectos, se han institucionalizado e incorporado a la cultura oficial? o en su reverso, ¿con un lenguaje que, puesto en una movilización constante no hace sino producir los efectos perseguidos por un capitalismo que lo pone en circulación permanente?
¿Qué ocurre cuando algunos colectivos, autores, experiencias que trabajan en las relaciones entre representaciones visuales y movimientos sociales y que hasta hace poco expresaban su miedo a ser desactivados, instrumentalizados, absorbidos, ahora se plantean el ingreso en cualquier tipo de terreno o de “barro” institucional aunque ello suponga la neutralización “políticamente correcta” de su condición radical?
Cuando se hace evidente la pérdida de influencia y de dinámica estos movimientos que en la lucha por su supervivencia, corren el peligro de verse atascados, molecularizados, de convertirse en experiencias de otro tipo que anula su primer impulso de radicalización en la experimentación visual, política y social.
Cuando desde determinadas instituciones y políticas culturales, se neutralizan, asimilándolas, las prácticas que se preocupan por extender las dimensiones pedagógicas y cognitivas de la cultura, reconduciéndolas a prácticas acordes con racionalidades neoliberales, de consumo, ¿cómo se pueden desarrollar propuestas que reconstituyan el lugar del arte y de nosotros mismos en ese lugar?
No tenemos respuestas claras; como decíamos al principio tenemos que debatir y que pensar, pero entre tanto creemos que hay que buscar y potenciar situaciones que “habiliten potencias singulares, concretas, para ver qué tipo de transversalidad se despliega desde allí”.
Este es el camino que la Plataforma de Reflexión de Políticas Culturales –a la que BNV pertenece- inició en junio de 2004, vísperas de la primera Bienal de Arte Contemporáneo de Sevilla, BIACS 1*, cuando se constituyó, para impulsar un debate sobre el nuevo evento cultural y analizarlo en un marco de discusión más amplio, que abarcara tanto las políticas culturales de las instituciones locales y autonómicas, como las dinámicas institucionales a nivel estatal y global.
Si la PRPC tomó este camino no fue sólo porque pareciera un buen caso de estudio sobre el que construir una cierta conflictividad y oposición a una determinada política cultural, sino porque la propuesta y decisión de realizar una Bienal de Arte Contemporáneo en Sevilla, respondía a un modelo que se corresponde a la perfección con el paisaje que antes hemos descrito y que como venimos diciendo creemos es imprescindible contrarrestar.
En efecto, el bienalismo, tal como y sostiene el economista valenciano Pau Rasell, y en concreto la BIACS, responde a un modelo que no requieren de ninguna evidencia sobre su necesidad u oportunidad, salvo las necesidades de generar eventos que permitan reinvertir los excedentes del capital. La BIACS no definen ningún objetivo evaluable, no determinan ningún espacio de debate público, no establece ningún vínculo con la sociedad civil, se mueve en el terreno de lo opaco y finalmente, y en lógica consecuencia, su único efecto es atrapar el tejido cultural de la ciudad y aplastarlo -como hizo con el caS-, reorganizarlo en una parrilla de parcelas idénticas, desposeerlo de cualquiera de sus anteriores contenidos, exponerlo y abandonarlo a la dinámica de un mercado organizado en los únicos términos que interesan al capital.
La BIACS confirma todos los riesgos conceptuales y políticos de los que venimos hablando: domina, somete y absorbe todos signos; neutraliza la condición radical de las mejores obras y artistas que presenta; banaliza prácticas de acción, que termina convirtiéndolas en objetos de arte desactivados; interrumpe la potencia crítica de unos trabajos que sólo pueden funcionar en unos contextos y a partir de una precisa información; despilfarra un importante caudal económico y energía creativa.
Nos encontramos en la víspera de la tercera edición de la BIACS. Como se dice en último comunicado elaborado por la PRPC: “aunque ni las cuentas de las anteriores ediciones están claras, ni el presupuesto de la próxima desglosado, lo cierto es que la inversión total efectuada en la tres ediciones, se aproximará a los nueve millones de euros. Mil quinientos millones de pesetas, en su mayoría provenientes de fondos públicos, que una opaca Fundación privada, integrada por notables empresarios, está gestionando. Casi nueve millones de euros, destinados a consolidar una herramienta que cumpla las funciones que según Agamben, todo dispositivo debe garantizar:
…capturar, orientar, determinar, interceptar, modelar, controlar y asegurar los gestos, las conductas, las opiniones y los discursos de los seres vivientes.
En efecto, al mismo tiempo que la acción cultural institucional a través de la BIACS se orienta en esta dirección, a comprar voluntades y corromper discursos, a fragmentar y enfrentar a la trama cultural de la ciudad, se eliminan y criminalizan experiencias vivas de acción política, social y cultural como el centro ocupado de Sevilla Casas Viejas. Esta labor contra quienes menos tienen se sostiene sobre una política cultural neoliberal.
Ante esta realidad es preciso reaccionar, el caso empieza a ser sumamente grave, porque ya no se trata sólo de exigir transparencia, racionalidad en la administración de los recursos públicos, honestidad intelectual; se hace urgente reivindicar otra política cultural. Una política cultural que esté dispuesta a aceptar que son muchos y diversos los lugares capaces de generar nuevos enunciados, que reconozca la existencia de espacios heterogéneos que trasforman, cambian y definen nuevas situaciones, que acepte que necesitamos representaciones que se enfrenten entre sí y permitan avanzar en el conocimiento del mundo contemporáneo.
Otra política cultural que no se reduzca ni se someta al acontecimiento, sino que sea capaz de reconocer, fortalecer y ensanchar las tramas donde se produce la creación, que sea capaz de detectar los propios contextos, escucharlos y a partir de ahí, desarrollar un trabajo de reconstitución del lugar del arte.
Una política cultural que repiense y democratice la institución, abandonando su concepción jerárquica y autoritaria, abriendo espacios a nuevos modos de hacer en los que los ciudadanos puedan ser protagonistas”.
Mientras no se nos ocurra algo mejor, creemos que de lo que se trata es de enfrentarse a los ejemplos más escandalosos y evidentes de una política cultural que sometida al perpetuo cambio de la moda y a la imagen en los media, persistiendo en lo Mismo a través de la Diferencia absoluta –la misma calle con edificios diferentes, la misma cultura que llega a través de espectaculares mudas de piel- desacredita el cambio, bloquea y paraliza el pensamiento, ya que en adelante el único cambio radical que se puede concebir es el que pone fin al cambio mismo.
Muchas gracias
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